"Sabina tiene una discografía muy ecléctica y cuando se armó esta banda buscamos esa versatilidad en los integrantes, que no es nada fácil de encontrar", contó Mauro Iarussi, cantante y guitarrista de la formación.
Con un espectáculo armado especialmente para que los fanáticos de Joaquín Sabina puedan vivir o revivir el show que el cantautor español trajo a la Argentina en febrero último, la banda marplatense Puntos suspensivos llega al Teatro Municipal Colón.
La función del show, titulado “Premio Consuelo Tour” será este jueves 18 de mayo a las 21 y anuncian sorpresas e invitados.
Formada en 2019 por artistas de distintos géneros que se conocen hace unas dos décadas, la banda encontró en Sabina el punto de unión.
“Sabina tiene una discografía muy ecléctica y cuando se armó esta banda buscamos esa versatilidad en los integrantes, que no es nada fácil de encontrar”, contó Mauro Iarussi, cantante y guitarrista de la propuesta que se completa con Melina Biasco en voz, Jorge Derdoy en guitarra eléctrica y acústica, Martín Cabrera en guitarra eléctrica y acústica, Maximiliano Escalante en teclado y coros, José Luis Derdoy en bajo y coros, Diego Zamorano en batería y Ramón Medina en saxo.
“Estamos con mucha expectativa y ansiosos por volver al teatro más lindo de nuestra ciudad”, le dijo Iarussi a LA CAPITAL en una charla antes de la fecha. Al respecto recordó que “tuvimos la suerte de tocar ahí hace dos años, pero estábamos en medio de la pandemia y nos quedamos con ganas de más. El show fue con capacidad limitada, el público sentado con fila libre de por medio, todos con barbijo… No pudimos ni verles las caras. Tenemos ganas de que llegue el próximo show y disfrutarlo sin restricciones”.
-¿Por qué eligieron el concepto de “Premio consuelo” para este espectáculo?
-Se llama así un poco jugando con la gira “Contra todo pronóstico” que trajo a Sabina por nuestro país hace unos meses. Sabemos que mucha gente se quedó con ganas de ir a verlo, porque era lejos, porque a veces pagar la entrada se hace difícil, organizarse con el trabajo o la familia. En fin, para todos los que no llegaron a ver a Joaquín se nos ocurrió hacer este show que llamamos “Premio consuelo Tour”. Una propuesta integral desde la gráfica, puesta en escena, material audiovisual, vestuario y obviamente lo musical.
-¿Qué emociones les genera estar tributando a Joaquín Sabina? ¿Cómo se plantean la interpretación y un repertorio muy identificable?
-Es un artista que nos encanta, creo que lo hacemos con respeto y tratando de que quienes nos vienen a ver puedan revivir esos temas que tanto nos gustan, pero tocados en vivo. No soy español nativo, por lo cual no tengo ese acento incorporado y no podría cantar con la zeta ya que no sonaría creíble. Ponemos mucho trabajo en que las canciones suenen lo mejor posible, con instrumentos en vivo, sin pistas y siempre con algún músico invitado para que todas las noches tengan algo distinto y recordable.
Nos suele costar mucho elegir el repertorio porque siempre queda afuera alguna canción que nos gusta. Afortunadamente, Sabina tiene éxitos para hacer dos o tres shows distintos sin repetir temas, aunque hay algunos clásicos que no pueden faltar.
-Han dicho que Sabina es el punto de encuentro de todos los integrantes de la banda. ¿Qué aporta cada uno de sus otras experiencias, de los géneros de otros proyectos, a Puntos suspensivos?
-Somos ocho músicos todos de estilos musicales muy diversos: tango, jazz, reggae, pop, rock, folclore. Sabina mismo tiene una discografía muy ecléctica y es por eso que cuando se armó esta banda buscamos esa versatilidad en los integrantes, lo cual no es nada fácil de encontrar. Más allá de lo artístico, nos gusta tocar juntos por lo que se genera, sigue siendo una reunión de amigos.
-¿Cómo es llevar adelante una formación bastante numerosa, congeniar tiempos, etcétera?
-Lógicamente, encontrar los tiempos para ensayar o coincidir todos no es fácil, pero hay ganas, entonces siempre se puede solucionar. Aparte de los ensayos generales a banda completa, hacemos miniensayos de voces o solo las guitarras, piano y set de batería. Si hay un buen vino, siempre algún instrumento aparece.